lunes, 27 de noviembre de 2017

EL ENTIERRO DEL CONDE DE ORGAZ EL GRECO

EL ENTIERRO DEL CONDE DE ORGAZ

Esta obra que vemos aquí es El entierro del conde de Orgaz, es un óleo sobre lienzo de 4,80 x 3,60 metros, pintado en estilo manierista por El Greco entre los años 1586 y 1588. Fue realizado para la parroquia de Santo Tomé de Toledo, España, y se encuentra conservado en este mismo lugar.
Para poder conocer esta obra debemos conocer su época y estilo. Pertenece al Renacimiento,movimiento cultural y artístico surgido en Italia tras la difusión de las ideas del humanismo y luego asumido en otras zonas de Europa. Este estilo se basaba en los ideales de belleza y armonía de la Antigüedad clásica, sus esculturas y pinturas se preocuparon por el estudio de la anatomía humana y de la naturaleza. Dentro del Renacimiento se diferencian dos etapas, el Quattrocento y el Cinquecento, la obra pertenece a este último, que abarca el siglo XVI. Se trata de un periodo de madurez en el que los artistas demuestran un dominio de la perspectiva y la proporción, además en esta época rechazaron la mentalidad medieval que se centraba únicamente en Dios y consideraron al hombre como centro del universo, aunque seguían siendo muy religiosos, adquirieron una gran admiración por la Antigüedad clásica y un creciente interés por la ciencia, que dio lugar a un nuevo espíritu científico. Estos son los principios del humanismo.
Concretamente esta obra pertenece al manierismo, estilo que surge tras la evolución política y religiosa que provocó el progresivo abandono de los planteamientos humanistas y del arte clásico desde el año 1530. Este estilo siguió utilizando las formas clásicas pero con un nuevo sentido, marcado por el colosalismo (obras alejadas de la proporción humana), la desproporción entre los elementos y por la búsqueda de la extrañeza en el espectador, el manierismo es un estilo de transición hacia el Barroco.
Fue pintada por El Greco, cuyo nombre real es Domenico Theotokópoulos ya que nació en Grecia, un famoso artista griego del final del Renacimiento, que trabajó mucho tiempo en Toledo y es considerado como un pintor español. Su pintura consistía principalmente de temas religiosos, pero también era muy exitoso en retratos. Un artista con fuerte influencias de otros grandes artistas como Tiziano, Tintoreto, Rafael y Miguel Angel. Sus primeros cuadros reflejan mucho la influencia de estos  italianos, pero después, en su madurez, desarrolló un estilo personal bien definido. Sus figuras eran extraordinariamente alargadas, muy delgadas, expresivas y un tanto fantasmales, además tenían iluminación propia. Los ambientes donde se desarrollaban sus escenas no eran muy definidos y utilizaba muchos colores fríos y eléctricos que no se encuentran en la naturaleza buscando los contrastes.
Se dice que El Greco no planeaba establecerse en Toledo ya que su objetivo era obtener el favor de Felipe II y hacer carrera en la corte. El Rey le dió dos importantes encargos pero lamentablemente ninguno de ellos le gustó, por lo que no le hizo más encargos. Faltándole el favor real, el Greco decidió igualmente quedarse  en Toledo, donde trabajó como un excelente pintor. Allí recibió muchos encargos e incluso llegó a crear un taller. En esta ciudad fue donde hizo explosión todo su genio y donde elaboró y materializó su muy personal concepción de la pintura.
Pasemos ahora al análisis de la obra.
Para presidir la capilla mortuoria del señor de Orgaz, don Andrés Núñez de Madrid, encargó el trabajo al Greco, el 15 de marzo de 1586 se firma el acuerdo entre el párroco y El Greco.
El trabajo se alargó hasta finales 1587. En una primera tasación el Greco evaluó su obra en 1200 ducados, cantidad que le pareció excesiva al párroco. Este se quejó y trató de renegociar la rebaja y dos nuevos pintores retasaron el enorme cuadro en 1700 ducados. Entonces el Consejo Arzobispal decidió retornar al primer precio. El Greco al final decidió que la parroquia le abonara los 1200 ducados.
La obra está dividida en dos partes, la parte inferior , donde representa la escena del milagro en sí, en el momento en que San Esteban y San Agustín, como recompensa a la vida de caridad de D. Gonzalo(el conde), bajan del cielo para poner en la tumba su cuerpo mientras los asistentes al entierro contemplan la escena, por las buenas obras del conde. Esta sección es más racional, oscuramente coloreada y las figuras con las proporciones correctas. En la parte superior, se encuentra un cielo abierto en gloria que recibe el alma del difunto. Esta sección está representada con remolinos de nubes y figuras etéreas y alargadas. Aquí podemos ver a la Virgen, San Juan Bautista y Jesucristo.

Ambas secciones del cuadro están unidas por la gente, así como las antorchas   altas y cruces cargadas por algunas de las personas.


La línea y el color: las dos partes del cuadro están claramente diferenciadas por un tratamiento del color muy diferente entre ambas, aunque todos son muy llamativos y vistosos; en la parte inferior del cuadro se encuentran los colores de: blanco, negro y dorado. Y en la parte superior hay grandes estridencias con colores como el gris, el blanco, el rojo y el azul.
El cuadro tiene mucha luz en el centro, y más sombras en los márgenes, esto ayuda a dar impresión y profundidad al cuadro.
Tiene una pincelada segura y rápida, sin detalles, haciendo esbozos más que dibujando, como se hace en el difuminado, es decir, que no hay una línea clara que separe a las figuras. Esta técnica el autor la consigue pasando la brocha seca sobre lo que acaba de pintar, para emborronarlo todo. La técnica se llama Sfumato.
La composición: El cuadro se compone con tres escenas que se presentan al mismo momento: el enterramiento, la acción de los santos, y la gloria.
Y también se compone de dos partes: la terrenal (inferior) y la celestial (superior). Predomina el color sobre el dibujo, y las características cromáticas entran dentro de la influencia de la pintura veneciana. La luz es irreal. No procede de un único foco, ni de las antorchas que llevan algunos de los personajes serán la fuente de luz. La luz recae sobre varias partes: los santos y el señor de Ordaz, las caras de los personajes que ven el entierro, o en la parte superior los personajes más importantes: Cristo, etc. Se crean así zonas más iluminadas y otras más oscuras (claroscuro), y entra dentro de la tendencia antinaturalista y artificiosa del manierismo, y de El Greco.
Destaca la composición romboidal de la escena superior, con Cristo, la Virgen, San Juan y el ángel, en los vértices del rombo. Pero el resto de los personajes aparecen abigarrados, sobre todo en algunas zonas más que en otras. En esta escena superior muchos personajes aparecen en escorzos (el ángel que lleva el alma), retorcidos (serpentinata), dinámicos, influencia de Miguel Ángel, con un canon más alargado que rompe con la proporción clásica y se adentra en el manierismo. En la zona inferior los personajes aparecen más estáticos, bien de frente o de perfil o de espaldas (característica manierista).
En la iglesia de Santo Tomé aseguran que la figura de Don Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de Orgaz, enterrado en esta Iglesia, y su espíritu de caridad y fe, siguen estando presentes hoy día. Pues si hace casi siete siglos eran las rentas que encomendó en su testamento las que ayudaban a los más pobres de la ciudad, hoy día son los ingresos originados por la visita turística, los que sufragan innumerables obras de caridad entre los más necesitados. Don Gonzalo sigue haciendo el bien.

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